17 agosto 2009

Mambo


Toda una vida “normal”. Cumpliendo cada etapa como corresponde, con un modelo de familia tradicional, un colegio católico, buenas amigas, lugares conocidos, saliendo a horas adecuadas, enamorándome y desenamorándome del primer idiota que se me cruzaba. Soñando ser una princesa conocí a mi príncipe azul, mi primer novio formal, el que llevamos a cenar con nuestros padres, el que todos opinan que en años nos vamos a casar, a quien todos quieren. Y entonces estaba envuelta en la relación mas “normal” donde nos escribíamos cartas, nos regalábamos ositos, nos peleábamos por quien quería mas a quien, planeando una vida juntos con una casa grande, plantas, y muchos hijos. Después de dieciocho años de esta agradable normalidad y estabilidad, cada día empezó a parecerse al anterior, mis grandes decisiones se trataban de que ropa me iba a poner o que sabor de helado elegir, mis grandes riesgos eran aprobar una materia. Y aunque estaba feliz, envuelta en armonía, muy dentro de mí había un corazón vomitando monotonía.

Fueron muchos años de represión interior, fueron muchos años de sonrisas fingidas y abrazos mediocres. Cansada de levantarme con el mismo pie y del mismo lado de la cama.
Me voy. Fue un grito liberador, un deseo. No se porque deje de creer que los deseos se cumplían, y es que aun no entiendo como sucedió, pero a la semana estaba subiendo a un colectivo rumbo a la gran ciudad, totalmente sola. Y ahí tras el vidrio de la ventana me saludaban aquellas dos personas que más me sintieron ahogarme en mi misma. Y aunque odio llorar, no pude contener esa lágrima de temor. Empezaba mi gran aventura.

Y me encontré ahí, sola en medio de una ciudad desconocida, donde ningún día se parece a otro. Aprendiendo a ser.

Entonces quizás puedas entender por qué soy un volcán en erupción cada dos o tres días. Por qué intento romper esquemas, y hacer las mismas cosas de modos distintos.
Por qué ya no quiero una relación formal. Por qué tanto vértigo, tanta inestabilidad emocional, tantas dudas, tanto juego, tantos análisis. Y por qué esa obsesión por ser libre.
Soy inmadura, soy infantil, y voy a seguir equivocándome. Pero esto soy. Y es esto lo que tengo para ofrecerte.

Tal vez debimos habernos conocido hace dos años atrás no?